sábado, 15 de septiembre de 2012

La Serie Nacional de Béisbol ¿Espectáculo o entrenamiento?


Como se presumía, la Comisión Nacional de Béisbol aprobó, casi íntegramente, su propuesta de estructura para la LII Serie Nacional, la cual concibió antes de desarrollar quince reuniones, en igual cantidad de provincias del país, para “supuestamente” incorporar criterios a dicho proyecto.
Esta propuesta prevé que 16 equipos, en representación de cada una de las provincias cubanas y el municipio especial de Isla de la Juventud, desarrollen un todos contra todos a una sola vuelta en subseries de tres partidos, para acumular 45, y luego los primeros ocho conjuntos,  en balance de victorias y derrotas, sin distinción de zona geográfica, pasarán a una segunda fase. Estos elencos clasificados pueden ser reforzados con cinco atletas de los elencos eliminados, previa baja de igual cantidad de su nómina original.
En esta etapa cada elenco efectuará seis desafíos con sus similares para incorporar otros 42 choques, y de ahí los cuatro vanguardistas pasarán a una semifinal cruzada de donde emergerán los dos elencos que discutirán el título de Cuba, en ambos casos en series de siete juegos a ganar cuatro.
 ¿Por qué no me parece correcta esta estructura?. Ante todo porque privará a 7 u 8 provincias  de su espectáculo  nacional durante más del 50 % del torneo.
Al reforzarse los equipos se cambia la estructura o integridad del que se ganó el puesto para esa fase, en detrimento de jugadores jóvenes con calidad, pero menos experiencia que los refuerzos. No conozco alguna liga seria en el mundo beisbolero internacional en la que se refuercen los equipos para una determinada etapa.
Si el refuerzo resulta una imposición, estos pudieran tener un uso inadecuado en los equipos donde son destinados, y si son opcionales se corre el riesgo que queden fuera de esa etapa importantes figuras de la pelota nacional.
Por otra parte los refuerzos pudieran perder motivación al representar a equipos que no son de sus simpatías, o con los que existe especial rivalidad. Me pregunto cómo la afición asimilará que un refuerzo se convierta en el protagonista de las victorias de su equipo y hasta de la decisión de un lugar de privilegio o el título.
Opino que cuando los aficionados de los equipos no clasificados vean a los peloteros de su provincia diseminados en diferentes elencos, no encontrarían a cual apoyar o seguir en el resto de la serie.
Por otra parte a no ser una razón puramente económica e ineludible  no entiendo como desechar una estructura que durante 13 años  demostró ser la más atractiva de las que se han experimentado en la pelota revolucionaria cubana.
Este cambio de estructura vuelve  a echar por tierra los record individuales y colectivos establecidos, eliminando un importante referente para  evaluar la calidad de nuestro béisbol.
Con la estructura que se propone pudiéramos convertir durante diez meses a importantes plazas beisboleras del país en sitios que solo convidan al bostezo. En tanto en aquellos años que no tengamos ni “clásicos” ni “premier”, esta estructura resultará  más obsoleta aún.
Mientras ocho provincias se convertirán en las principales protagonistas de la Serie Nacional, en las restantes la falta de incentivo hacia ese evento pudiera coadyuvar a que otros deportes como el fútbol, con trasmisiones de los eventos de mayor calidad del mundo, sigan calando en el gusto popular por encima de nuestro deporte nacional.
Téngase en cuanta que en el país cada día los eventos deportivos que atraen multitudes escasean o desaparecen, varias provincias como la nuestra no están representadas en la Liga Superior de Baloncesto, mientras el torneo de ascenso desapareció, tampoco toman parte en la Liga de Voleibol,  el fútbol ha visto contraerse a su evento, y el Nacional de Boxeo por equipos solo ocupa dos semanas y en sedes fijas.
Creo que para aumentar el “techo” de nuestra pelota más allá de cambiar la estructura de nuestra serie nacional hay que pensar en mejorar la práctica del béisbol en la base, desde la captación de talentos, hasta la calidad de los técnicos que laboran allí, la calidad y estructura de  los torneos pioneriles, y escolares. Por su parte las Series Provinciales se realizan a puro pulmón, con muy poco o ningún apoyo material   de la Dirección Nacional.
Aunque no creo que resulte una tarea fácil, hay que buscar variantes que incrementen la motivación de nuestros atletas por representar a su tierra, para,  si no evitar, al menos reducir el éxodo de nuestros peloteros, en busca sobre todo, de beneficios económicos.
Es el momento de colocar en una balanza, con una visión clara de la relación costo/beneficio, si debemos convertir a nuestra serie nacional en una preparación de nuestros atletas para eventos internacionales, que cada día son menos, o debemos mantener el concepto de espectáculo nacional, el más importante que se realiza en el país en cualquier esfera de la vida social. Ojala no sea esta estructura una estocada para nuestro pasatiempo nacional.

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